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¿Qué significado tiene para las lesbianas decir “somos autónomas”?
¿Se habla en un mismo idioma cuando se menciona autonomía? , ¿Nombrarse autónoma dignifica, realza, visibiliza, posiciona, enaltece a las lesbianas? ¿Qué es ser autónoma si la mayoría asume con facilidad las presiones y privilegios del sistema y lo oculta? ¿O ser autónoma es sólo verse y parecerse a la imagen de autonomía, que a mi parecer se instaló hace rato en las marquesinas neoliberales?
Estas y otras preguntas se me pasan rápido por la cabeza desde hace días. Surgen desde la cotidianeidad que ha terminado por envolver el activismo del que soy parte y que en más de una ocasión, brilla sólo por al afán desmedido de obtención de recursos y/o de movilidad política y social.
¿Cómo resistimos contra la represión?, ¿Cómo nos enfrentamos frente a sus embates?, ¿Cómo luchamos por no reproducir el sentido común?
Son otras preguntas que han seguido apareciendo y que me han dado respuestas, que se centran en prácticas políticas de lesbianas que están poco claras, que se justifican de distintos modos, que crean los espacios de buenas y malas, de coherentes e incoherentes, de pensantes y ejecutoras. Todo esto, sin pasar por los cedazos del debate.
¿Qué sucede cuando se aparenta estar en contra de estas normas y se ocultan las prácticas privadas, para aparentar públicamente que somos la semilla del cambio?, ¿Qué moviliza a algunas a creer en la razón del mandato autonómico que decreta olvidar los propios lapsus, para vivir emplazando a las demás por sus errores y “guiándolas” hacia la adecuada práctica feminista?
Lo expresado por Freya en su artículo me invita a cuestionarme y moviliza estas preguntas.Han pasado días de la llegada de su correo y pienso en que la falta de comentarios se genera por lo de siempre: lesbianas que se niegan a la posibilidad de manifestar lo que piensan, no sé por qué razón; lesbianas más teóricas, pero no menos contradictorias, que no se detienen en “minucias” (quizás hasta con el apellido de “mal intencionadas”, pues hay que seguir “avanzando”; lesbianas que evitan la confrontación o lesbianas que simplemente no gustan de leer o no les interesa el tema…
¿Es verdad eso de que asumimos que el problema de una(s) lesbiana(s) nos afecta a todas? ¿Es verdad eso de que el accionar de una(s) nos involucra a todas?
Cuando el activismo tiene frutos positivos para las lesbianas hay complacencia, orgullo del logro y se felicita públicamente. Pero, por el contrario, cuando las lesbianas incurren/incurrimos en prácticas patriarcales y machistas, el agua se deja pasar y nos miramos los ombligos hasta que la marea baja. Allí las prácticas se limitan y se alojan en discursos que los hacen pertenecer, convenientemente, sólo a la vida privada de algunas. Desde allí explico los silencios públicos.
Estos silencios son errores que se guardan en la maleta de los olvidos, que se abre sólo para comentarlo en una mesa, en donde en confianza, podemos destrozar a las que no están presentes y dejar caer sobre ellas, nuestro discurso más moralista o inferiorizante. Es allí donde lo privado se mezcla con lo público en una relación tormentosa, que asesina la sustentabilidad del cambio.
El texto de Freya me hizo pensar en los errores, que son en muchas ocasiones expresión de la ruptura entre lo que públicamente defendemos y lo que privada e íntimamente no practicamos. A continuación algunos ejemplos sobre esto.
¿Quiénes dicen salud?
¿Cuántas protestas, denuncias sobre cómo las compañías cerveceras explotan los cuerpos de las mujeres? ¿Y cuántas veces terminamos en una disco o pub tomando esas mismas cervezas de las compañías que denunciamos?
El lado coca cola de la vida
¿Cuántas protestas, porque se tomen medidas de urgencia para erradicar el daño imperialista del neoliberalismo? ¿Cuántos gritos e intervenciones frente al silencio del gobierno? ¿Cuántas nos refrescamos con bebidas yanquis o luciendo unos jeans Tommy Hilfiger, aunque sean piratas?
Feminismo cama adentro
Cuántas feministas contratan a una trabajadora del hogar y olvidan pagarle su remuneración. Si el servicio es cama adentro, ¿cuántas la levantan de madrugada para que le compre una pastilla para el dolor de cabeza?
Lesbo autonomía radical
¿Cuántas se dicen lesbianas autónomas radicales y han sido capaces de agredir a otra compa, porque no manipuló adecuadamente su presentación en power point? ¿Cuántas observan en silencio?
Amor con barreras
¿Cuántas lesbianas emprenden trabajos conjuntos y éste acaba cuando su relación termina? ¿Cuántas establecen relaciones por conveniencia, no importándoles que la lealtad, transparencia, solidaridad, se transformen en monedas de cambio utilizadas para pagar el tránsito al logro?
“Democracia” ¿sin lesbianas?
El 2007 en Lima, las lesbianas que integrábamos –en ese entonces- el Bloque Lésbico, cuestionamos la no inclusión de las lesbianas en la Ley de Igualdad de Oportunidades. Denunciamos y el movimiento feminista peruano nos acusó de infraternas. Convocamos una reunión general. Sólo dos compañeras de LIF, asistieron, las demás no se sintieron aludidas ¿Sacar una ley heterosexual vale más que construir derechos para las lesbianas?
Silencio cómplice
¿Cuántas de nosotras, de las que nos vemos y reconocemos en esta lista, hemos sido testigos de la violencia, de afectos tramposos, de compromisos incumplidos y hemos abierto la boca sólo para publicitar lo que hacemos, negando la posibilidad del debate en nuestro silencio?
En el camino de las conclusiones
Quizás necesitaba(mos) de alguien que ponga el tema en debate. El artículo escrito por Freya, ha llevado mis pensamientos a la reflexión que pongo a su disposición a través de situaciones vividas y presenciadas por quien escribe y que también son parte de nuestro activismo diario.
Es necesario sincerarnos; mirarnos de adentro hacia afuera y confrontarnos con nuestras incoherencias, razones, errores y luchas. ¿Para qué? Para dejar atrás los errores que venimos arrastrando y avanzar de verdad, sin dobles discursos, ni poniéndonos piedras en el camino para que el resto tropiece, o por querer ser y/o creerse las protagonistas, las iluminadas en el tema.
¿Es posible que el feminismo se siga construyendo sin repetir errores? El silencio es cómplice y va en contra de la verdad, de la razón, de la construcción del movimiento de lesbianas. Como decía una compa de nuestra agrupación, el enemigo no está entre nosotras, el enemigo está afuera, ¿Hasta cuándo dejaremos, que transformado en silencio; siga invadiendo y dominando nuestros espacios políticos?